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Algoritmo
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El Hombre Algoritmo en un futuro posliberal

El artículo titulado Posliberalismo, escrito por el afamado historiador israelí Yuval Harari, quien ha escrito Sapiens: Breve historia de la humanidad y recientemente Sapiens: de aimales a dioses, publicó un interesante artículo titulado Un futuro posliberal en la revista Letras Libres. Llamó mi atención hace unos días por su frescura y originalidad. Quiero compartir hoy tres argumentos de este texto que me parecen muy importantes para entender el mundo actual y su vínculo con la tecnología.

  1. Los humanos perderán completamente su valor y seguirán siendo valiosos colectivamente, pero perderán su autoridad individual para ser gestionados por algoritmos externos.

Al comenzar a reflexionar sobre esta idea, caí en la cuenta de que, en efecto, nuestra libertad está gobernada por algoritmos. Empezando por el navegador de nuestro celular (Waze o Mapas) que tiene algoritmos para buscar la ruta más rápida o con menos tráfico; el algoritmo que mide cuánto corrimos (Fit Bit, Health) o el que nos dice desde nuestro celular cuánto debemos comer o dormir.

En el trabajo, los tenemos al abrir la computadora y conectarnos a la Catedral de Google que nos adoctrina diariamente sobre miles de cosas y que para muchos jóvenes es “verdad incuestionable”. Los resultados de las búsquedas de este algoritmo que indexa páginas ha sido de lo más útil. Por si fuera poco, los tenemos en el entretenimiento: Netflix o Claro Video nos muestran aquellas películas o series consideradas las más “populares”, dejando fuera muchas otras posibles opciones que podrían habernos interesado.

Estos son algunos ejemplos sobre cómo silenciosamente los algoritmos han invadido nuestras vidas profesionales y nuestra intimidad, hasta restarnos libertad y limitar nuestras elecciones de vida. Nos hemos convertido en hombres dirigidos por los algoritmos.

La segunda idea que rescato de Harari dice:

  1. Algunas personas seguirán siendo a la vez indispensables e indescifrables, pero constituirán una élite reducida y privilegiada de humanos mejorados. Estos superhumanos gozarán de capacidades inauditas de creatividad sin precedentes, lo que les permitirá seguir tomando las decisiones más importantes del mundo.

Sobre estos superhumanos, Yuval Harari dice: “Desempeñarán servicios cruciales para el sistema, mientras que el sistema no podrá entenderlos ni gestionarlos. Sin embargo, la mayoría de los humanos no serán mejorados y, en consecuencia, se convertirán en una casta inferior, dominada tanto por los algoritmos informáticos como por los nuevos superhumanos”.

Vemos claramente esta distinción en la educación de nuestros hijos: la educación “tradicional que sigue pidiendo memorizar y bloquear las capacidades de análisis y aprendizaje, haciendo que se vuelvan cada vez más dependientes de las tecnologías. El efecto de los teléfonos celulares y las tabletas ha sido aún más fuerte y dañino que la televisión. Está marcando notablemente la distinción entre estos “seres sub-humanos” de los superhumanos a los que se refiere Harari.

En cambio, en otros países la educación se ha transformado (ver el documental de Michael Moore sobre la educación en Finlandia) al impulsar la creatividad y el aprendizaje a través de experiencias y libertades, más allá de memorizar contenidos y pretender desarrollar capacidades específicas.

  1. Las castas biológicas destruirán los cimientos de la ideología liberal, pues ya no se pueden tener las mismas experiencias, como puede ser el voto en las democracias, donde tiene el mismo valor el voto de un millonario que el de un pobre campesino.

La realidad es que esta división ya está ocurriendo en las empresas que buscan más conocimiento y explotar la información de la mano de las universidades, donde se privilegia el desarrollo de tecnologías emergentes, la originalidad y la creación de nuevos conocimientos.

Este autor termina preguntándose: “¿Cómo pueden las creencias liberales sobrevivir a la aparición de superhumanos con capacidades físicas, emocionales e intelectuales excepcionales?”. Hay que preguntarnos lo mismo y atender a este cambio: ¿Qué queremos ser? ¿Un Hombre Algoritmo o un SuperHumano? Esta es nuestra tarea para los próximos meses.

Aquí puedes ver el artículo de Yuval Harari en Letras Libres

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