El modelo del número telefónico de emergencia nació en la Gran Bretaña, con el número 999 en 1937. De entonces para acá han sucedido muchos cambios en la forma en que hacemos llamadas y usamos el teléfono.
Hoy en día el principal reto de un sistema de llamadas de emergencia (911) es el uso de teléfonos móviles y en particular teléfonos inteligentes. La ubicación de un teléfono es un elemento clave en las llamadas de emergencia y si bien en 1968, año en que fue lanzado el servicio nacional de emergencia en Estados Unidos de América, todos los teléfonos eran fijos y se contaba con una base naciona de datos de localización de los números telefónicos, hoy en día el 70% de las llamadas se realizan a partir de un teléfono móvil que no tiene información de localización.
Agreguemos además que los teléfonos inteligentes son pequeñas computadoras móviles que usamos ocasionalmente para hacer llamadas de voz, y que el teclado numérico es cada vez menos usado. Los usuarios acostumbran contactar a servicios a través de aplicaciones, en un mundo donde el video es la herramienta de comunicación cada vez más cercana y popular. El texto y la localización geográfica son posibles.
La Comisión Federal de Comunicaciones estima que una actualización a la nueva forma en cómo se realizan las interacciones a través de los teléfonos, puede llegar a salvar alrededor de 100 mil vidas al año con las llamadas al 911.