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El ansia de conocer el futuro

No hay memoria de lo que precedió, ni tampoco de lo que sucederá habrá memoria en los que serán después.[1]

Hacia finales del siglo XVI la estrecha relación entre el misticismo y la ciencia comenzó a desvanecerse. Hasta entonces la percepción pública, como los principios de las organizaciones estatales y religiosas consideraba que apenas había diferencia entre la adivinación mística y las predicciones científicas.

Desde los tiempos de Pitágoras hasta la época de Nostradamus, el arte de predecir el futuro se tenía como magia negra y/o pagana y se le veía como algo bueno o malo, dependiendo del humor que propiciara el día. Hechiceros y científicos compartían el mismo legado y el mismo destino: se les veneraba en tiempos benévolos y se les condenaba a la hoguera cuando los tiempos eran desfavorables.

En medio de una economía globalizada, con un ritmo de vida acelerado, en donde como individuo nos encontramos vulnerables a las decisiones del porvenir, impotentes al parecer para modificar nuestro viaje en el tiempo, nos conformamos con sobrellevarlos sin saber jamás con certeza que sucederá después, no obstante, como seres humanos perseguimos el deseo de predecir, comprender y, en ultima instancia, explorar el futuro. Somos la única especie en la Tierra que demuestra un vivo interés en predecir el futuro.

Conocer el futuro sin duda nos ayuda a tomar decisiones sobre el presente. Si supiera que se produciría un descalabro bursátil y la caída del peso frente al dólar este año, vendería todas mis acciones, o si supiera que determinado avión se estrellaría, no lo abordaría. Así desde el principio de la historia las personas han querido predecir el futuro y, por supuesto, existen formas de hacer conjeturas razonables.

¿Y en que se relaciona todo esto con Big Data?

Los Datos están presentes desde ya hace varios siglos, cuando surgieron las primeras formas de escritura. De ahí hasta la actualidad, con majestuosos centros de datos modernos, la raza humana no ha dejado de generar y recopilar información. El creciente desarrollo tecnológico provocó el aumento desmesurado del volumen de datos, por lo que han sido necesarios sistemas de almacenamiento, consulta y procesamiento cada vez más sofisticados.

“Lo más importa es tener la respuesta correcta en el momento preciso”

Es en este punto en donde el Big Data toma sentido, muchos lo definen como un término aplicado a conjuntos de datos que superan la capacidad del software habitual para ser capturados, gestionados y procesados en un tiempo razonable, pero la verdadera relevancia del Big Data es mejorar la calidad de vida de las personas en cualquier entorno.

Hablemos de uno en particular, por ejemplo en tiempos de las turbulencias políticas y económicas que vivimos en la actualidad, pronosticar el futuro, el poder estar un paso adelante para una precisa gestión, se convierte en algo cada vez más vital. Dar respuesta asertiva a las demandas de la sociedad, en forma de normas, instituciones, prestaciones, bienes públicos y servicios en política publica. Estar un paso adelante en temas finanzas, seguridad y comunicación social, poder tomar medidas preventivas y no sólo eso, sino anticiparse al delito, demandas, manifestaciones y eventos de protección civil, conocer la opinión de la gente, anticiparse a sus necesidades.

“Hoy podemos prever la ruta que tomar de acuerdo al tránsito de un punto A hacia un punto B, con Big Data conducir un gobierno se vuelve proactivo y preciso”

Si partimos de que todo acontecimiento físico, incluyendo el pensamiento y acciones humanas, están causalmente determinados por la irrompible cadena causa-consecuencia, y por tanto, el estado actual determina en algún sentido el futuro, la previsión es posible con el equipo, las herramientas y los datos correctos, predecir acontecimientos geopolíticos con una precisión mucho más allá de la casualidad.11

[1]                Eclesiastés 1:11

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